domingo, 17 de agosto de 2008

INVITACION

En el afán de abrir un debate franco, respetuoso y de nivel
analítico colocamos a su disposición meidante insertos y
enlaces varias opiniones distintas sobre el proceso histórico
vivido tras el Gobierno de Salvador Allende, la Dictadura
Militar levantada y apoyada por la derecha y los gobiernos
administradores del actual modelo político y económico
en Chile.

La primera, insertada, es de José Cademártori, minsitro
de Allende, el que nos habla de la actualidad y vigencia de
su proyecto y del impacto mundial que significó su gobierno,
tanto para socialistas, comunistas e izquierdistas como para
el mundo burgués y capitalista, incluso para las terecras vías
o simplemente medios.

En el Mercurio, en los BLOG del Mercurio, con fecha del
Domingo 29 de Junio, aparece un comentario de Carlos Peña
y una serie de opiniones de quienes eran o son opuestos a su
proyecto y pensamiento, incluido algunos que lo odiaron o
lo odian.

En La Nación del luns 30 de Junio (verlo mediante el enlace
a la Nación) en Edidicones Anteriores, los artículos Allende
100 miradas, hay varias opiniones sobre lo que fue el gobierno
de Allende y su trayectoria. de estas insertamos la de Fidel
Castro.

Revisar en el semanario El Siglo, en los enlaces de este BLOG.

Administrador
Santiago de Chile
11 de septiembre de 1973

7:55 A.M. Radio Corporación

Habla el presidente de la República desde el Palacio de La Moneda. Informaciones confirmadas señalan que un sector de la marinería habría aislado Valparaíso y que la ciudad estaría ocupada, lo que significa un levantamiento contra el Gobierno, del Gobierno legítimamente constituido, del Gobierno que está amparado por la ley y la voluntad del ciudadano.

En estas circunstancias, llamo a todos los trabajadores. Que ocupen sus puestos de trabajo, que concurran a sus fábricas, que mantengan la calma y serenidad. Hasta este momento en Santiago no se ha producido ningún movimiento extraordinario de tropas y, según me ha informado el jefe de la Guarnición, Santiago estaría acuartelado y normal.
En todo caso yo estoy aquí, en el Palacio de Gobierno, y me quedaré aquí defendiendo al Gobierno que represento por voluntad del pueblo. Lo que deseo, esencialmente, es que los trabajadores estén atentos, vigilantes y que eviten provocaciones. Como primera etapa tenemos que ver la respuesta, que espero sea positiva, de los soldados de la Patria, que han jurado defender el régimen establecido que es la expresión de la voluntad ciudadana, y que cumplirán con la doctrina que prestigió a Chile y le prestigia el profesionalismo de las Fuerzas Armadas. En estas circunstancias, tengo la certeza de que los soldados sabrán cumplir con su obligación. De todas maneras, el pueblo y los trabajadores, fundamentalmente, deben estar movilizados activamente, pero en sus sitios de trabajo, escuchando el llamado que pueda hacerle y las instrucciones que les dé el compañero presidente de la República.

8:15 A.M.

Trabajadores de Chile:

Les habla el presidente de la República. Las noticias que tenemos hasta estos instantes nos revelan la existencia de una insurrección de la Marina en la Provincia de Valparaíso. He ordenado que las tropas del Ejército se dirijan a Valparaíso para sofocar este intento golpista. Deben esperar la instrucciones que emanan de la Presidencia. Tengan la seguridad de que el Presidente permanecerá en el Palacio de La Moneda defendiendo el Gobierno de los Trabajadores. Tengan la certeza que haré respetar la voluntad del pueblo que me entregara el mando de la nación hasta el 4 de Noviembre de 1976. Deben permanecer atentos en sus sitios de trabajo a la espera de mis informaciones. Las fuerzas leales respetando el juramento hecho a las autoridades, junto a los trabajadores organizados, aplastarán el golpe fascista que amenaza a la Patria.

8:45 A.M.

Compañeros que me escuchan:

La situación es crítica, hacemos frente a un golpe de Estado en que participan la mayoría de las Fuerzas Armadas. En esta hora aciaga quiero recordarles algunas de mis palabras dichas el año 1971, se las digo con calma, con absoluta tranquilidad, yo no tengo pasta de apóstol ni de mesías. No tengo condiciones de mártir, soy un luchador social que cumple una tarea que el pueblo me ha dado. Pero que lo entiendan aquellos que quieren retrotraer la historia y desconocer la voluntad mayoritaria de Chile; sin tener carne de mártir, no daré un paso atrás. Que lo sepan, que lo oigan, que se lo graben profundamente: dejaré La Moneda cuando cumpla el mandato que el pueblo me diera, defenderé esta revolución chilena y defenderé el Gobierno porque es el mandato que el pueblo me ha entregado. No tengo otra alternativa. Sólo acribillándome a balazos podrán impedir la voluntad que es hacer cumplir el programa del pueblo. Si me asesinan, el pueblo seguirá su ruta, seguirá el camino con la diferencia quizás que las cosas serán mucho más duras, mucho más violentas, porque será una lección objetiva muy clara para las masas de que esta gente no se detiene ante nada. Yo tenía contabilizada esta posibilidad, no la ofrezco ni la facilito. El proceso social no va a desaparecer porque desaparece un dirigente. Podrá demorarse, podrá prolongarse, pero a la postre no podrá detenerse. Compañeros, permanezcan atentos a las informaciones en sus sitios de trabajo, que el compañero Presidente no abandonará a su pueblo ni su sitio de trabajo. Permaneceré aquí en La Moneda inclusive a costa de mi propia vida.

9:03 A.M. Radio Magallanes

En estos momentos pasan los aviones. Es posible que nos acribillen. Pero que sepan que aquí estamos, por lo menos con nuestro ejemplo, que en este país hay hombres que saben cumplir con la obligación que tienen. Yo lo haré por mandato del pueblo y por mandato conciente de un Presidente que tiene la dignidad del cargo entregado por su pueblo en elecciones libres y democráticas. En nombre de los más sagrados intereses del pueblo, en nombre de la Patria, los llamo a ustedes para decirles que tengan fe. La historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen. Esta es una etapa que será superada. Este es un momento duro y difícil: es posible que nos aplasten. Pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de una vida mejor.

Pagaré con mi vida la defensa de los principios que son caros a esta Patria. Caerá un baldón sobre aquellos que han vulnerado sus compromisos, faltando a su palabra... rota la doctrina de las Fuerzas Armadas.
El pueblo debe estar alerta y vigilante. No debe dejarse provocar, ni debe dejarse masacrar, pero también debe defender sus conquistas. Debe defender el derecho a construir con su esfuerzo una vida digna y mejor.
9:10 A.M.

[Descargar/escuchar audio de último discurso]
Fuente: www.ciudadseva.com

Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Postales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.

Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la abuela que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos.

Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará.

Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.

El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.

Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.

Salvador - Fidel



Fidel
Salvador Allende, un ejemplo que perdura


Le escribí seis cartas confidenciales a mano, con letra pequeñita y una pluma de punta fina entre los años 1971 y 1973, en las que le abordaba temas de interés con la mayor discreción.

Nació hace cien años en Valparaíso, el 26 de junio de 1908. Su padre, de clase media, abogado y notario, militaba en el Partido Radical chileno. Cuando yo nací, Allende tenía 18 años. Realiza sus estudios medios en un liceo de la ciudad natal. En sus años de estudiante preuniversitario, un viejo anarquista italiano, Juan Demarchi, lo pone en contacto con los libros de Marx.

Se gradúa como alumno excelente. Le gusta el deporte y lo practica. Ingresa voluntario al servicio militar en el Regimiento Coraceros de Viña del Mar. Solicita traslado al Regimiento Lanceros de Tacna, un enclave chileno en el norte seco y semidesértico posteriormente devuelto a Perú. Egresa como oficial de reserva del Ejército. Lo hace ya como hombre de ideas socialistas y marxistas. No se trataba de un joven blando y sin carácter. Era como si adivinara que un día combatiría hasta la muerte defendiendo las convicciones que ya comenzaban a gestarse en su mente.

Decide estudiar la noble carrera de Medicina en la Universidad de Chile. Organiza un grupo de compañeros que se reúnen periódicamente para leer y discutir sobre el marxismo. Funda el Grupo Avance en 1929. Es elegido vicepresidente de la Federación de Estudiantes de Chile en 1930 y participa activamente en la lucha contra la dictadura de Carlos Ibáñez.
Se había desatado ya la gran depresión económica en Estados Unidos con la crisis de la Bolsa de Valores que estalló en 1929. Cuba se adentraba en la lucha contra la tiranía machadista. Mella había sido asesinado. Los obreros y los estudiantes cubanos se enfrentaban a la represión. Los comunistas, con Martínez Villena al frente, desataban la huelga general. "Hace falta una carga para matar bribones, para acabar la obra de las revoluciones..." había proclamado en vibrante poema. Guiteras, de profunda raíz antiimperialista, intenta derrocar la tiranía con las armas. Cae Machado, que no puede resistir el empuje de la nación, y surge una revolución que Estados Unidos en pocos meses, con guantes de seda y mano de hierro, aplasta, y su dominio absoluto perdura hasta 1959.

Durante ese período Salvador Allende, en un país donde la dominación imperialista se ejercía brutalmente sobre sus trabajadores, su cultura y sus riquezas naturales, lleva a cabo una lucha consecuente que nunca lo apartó de su intachable conducta revolucionaria.

En 1933 se gradúa de médico. Participa en la fundación del Partido Socialista de Chile. Es ya dirigente en 1935 de la Asociación Médica Chilena. Sufre prisión durante casi medio año. Impulsa el esfuerzo para crear el Frente Popular, y lo eligen subsecretario general del Partido Socialista en 1936.
En septiembre de 1939 asume la cartera de Salubridad en el Gobierno del Frente Popular. Publica un libro suyo sobre medicina social. Organiza la primera Exposición de la Vivienda. Participa en el año 1941 en la reunión anual de la Asociación Médica Americana en Estados Unidos. Asciende en 1942 a secretario general del Partido Socialista de Chile. Vota en el Senado, en el año 1947, contra la Ley de Defensa Permanente de la Democracia, conocida como "Ley Maldita" por su carácter represivo. Asciende en 1949 a presidente del Colegio Médico.

En 1952 el Frente del Pueblo lo postula para Presidente. Tenía entonces 44 años. Pierde. Presenta en el Senado un proyecto de ley para la nacionalización del cobre. Viaja a Francia, Italia, Unión Soviética y la República Popular China en 1954.

Cuatro años después, en 1958, es proclamado candidato a la Presidencia de la República por el Frente de Acción Popular, constituido por la Unión Socialista Popular, el Partido Socialista de Chile y el Partido Comunista. Pierde la elección frente al conservador Jorge Alessandri.

Asiste en 1959 a la toma de posesión como Presidente de Venezuela de Rómulo Betancourt, considerado hasta entonces una figura revolucionaria de izquierda. Viaja ese mismo año a La Habana y se entrevista con el Che y conmigo. Respalda en 1960 a los mineros del carbón, que paralizan su trabajo durante más de tres meses.

Denuncia junto al Che en 1961 el carácter demagógico de la Alianza para el Progreso en la reunión de la OEA que tuvo lugar en Punta del Este, Uruguay.

Designado de nuevo candidato a la Presidencia, es derrotado en 1964 por Eduardo Frei Montalva, democratacristiano que contó con todos los recursos de las clases dominantes y que, según datos revelados en documentos desclasificados del Senado de Estados Unidos, recibió dinero de la CIA para apoyar su campaña. En su gobierno, el imperialismo trató de diseñar lo que se dio en llamar la Revolución en Libertad, como respuesta ideológica a la Revolución Cubana. Lo que engendró fueron los fundamentos de la tiranía fascista. En esa elección, Allende obtiene, sin embargo, más de un millón de votos.

Encabeza en 1966 la delegación que asiste a la Conferencia Tricontinental de La Habana. Visita la Unión Soviética en el 50º aniversario de la Revolución de Octubre. El año siguiente, 1968, visita la República Democrática de Corea, la República Democrática de Viet Nam, donde tiene la satisfacción de conocer y conversar con el extraordinario dirigente de ese país, Ho Chi Minh. Incluye en ese mismo recorrido a Camboya y Laos, en plena efervescencia revolucionaria.

Tras la muerte del Che, acompaña personalmente hasta Tahití a tres cubanos de la guerrilla en Bolivia que sobrevivieron a la caída del Guerrillero Heroico y se encontraban ya en territorio chileno.

La Unidad Popular, coalición política integrada por comunistas, socialistas, radicales, MAPU, Padena y Acción Popular Independiente, lo proclama su candidato el 22 de enero de 1970, y triunfa el 4 de septiembre en los comicios de ese año.

Es un ejemplo verdaderamente clásico de la lucha por vías pacíficas para establecer el socialismo.

El Gobierno de Estados Unidos, presidido por Richard Nixon, después del triunfo electoral entra de inmediato en acción. El comandante en jefe del Ejército chileno, general René Schneider, es víctima de un atentado el 22 de octubre y fallece tres días después porque no se plegaba a la demanda imperialista de un golpe de Estado. Fracasa el intento de impedir la llegada de la Unidad Popular al Gobierno.
Allende asume legalmente con toda dignidad el cargo de Presidente de Chile el 3 de noviembre de 1970. Comienza desde el Gobierno su heroica batalla por los cambios, enfrentando al fascismo. Tenía ya 62 años de edad. Me cupo el honor de haber compartido con él 14 años de lucha antiimperialista desde el triunfo de la Revolución Cubana.

En las elecciones municipales de marzo del año 1971, la Unidad Popular obtiene mayoría absoluta de los votos con 50,86%. El 11 de julio el Presidente Allende promulga la Ley de Nacionalización del Cobre, una idea que había propuesto al Senado 19 años antes. Fue aprobada en el Congreso por unanimidad. Nadie se atrevía a objetarla.

En 1972 denuncia en la Asamblea General de las Naciones Unidas la agresión internacional de que es víctima su país. Es ovacionado de pie durante largos minutos. Visita ese mismo año la Unión Soviética, México, Colombia y Cuba.

En 1973, al realizarse las elecciones parlamentarias, la Unidad Popular obtiene un 45 por ciento de los votos y aumenta su representación parlamentaria.

No pueden prosperar las medidas promovidas por los yanquis en las dos cámaras para destituir al Presidente.

El imperialismo y la derecha agudizan una lucha sin cuartel contra el Gobierno de la Unidad Popular y desatan el terrorismo en el país.

Le escribí seis cartas confidenciales a mano, con letra pequeñita y una pluma de punta fina entre los años 1971 y 1973, en las que le abordaba temas de interés con la mayor discreción.

El 21 de mayo de 1971 le decía:

"...Estamos maravillados de tu extraordinario esfuerzo y tus energías sin límites para sostener y consolidar el triunfo.
"Desde aquí se puede apreciar que el poder popular gana terreno a pesar de su difícil y compleja misión.

"Las elecciones del 4 de abril constituyeron una espléndida y alentadora victoria.

"Han sido fundamentales tu valor y decisión, tu energía mental y física para llevar adelante el proceso revolucionario.

"Seguramente les esperan a ustedes grandes y variadas dificultades a enfrentar en condiciones que no son precisamente ideales, pero una política justa, apoyada en las masas y aplicada con decisión no puede ser vencida..."
El 11 de septiembre de 1971, le escribí:

"El portador viaja para tratar contigo los detalles de la visita.

"Inicialmente, considerando un posible vuelo directo en avión de Cubana, analizamos la conveniencia de aterrizar en Arica e iniciar el recorrido por el norte. Surgen luego dos cosas nuevas: interés expresado a ti por Velazco Alvarado de un posible contacto en mi viaje hacia ésa; posibilidad de contar con un avión soviético IL-62 de mayor radio. Esto último permite, si se quiere, arribar en vuelo directo a Santiago.

"Va un esquema de recorrido y actividades para que tú añadas, suprimas e introduzcas las modificaciones que estimes pertinente.

"He procurado pensar exclusivamente en lo que pueda ser de interés político sin preocuparme mucho el ritmo o la intensidad del trabajo, pero todo en absoluto queda sometido a tus criterios y consideraciones.

"Hemos disfrutado mucho los éxitos extraordinarios de tu viaje a Ecuador, Colombia y Perú. ¿Cuándo tendremos en Cuba la oportunidad de emular con ecuatorianos, colombianos y peruanos en el enorme cariño y el calor con que te recibieron?".

En aquel viaje, cuyo esquema transmití al Presidente Allende, salvé milagrosamente la vida. Recorrí decenas de kilómetros ante una multitud enorme, situada a lo largo del camino. La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos organizó tres acciones para asegurar mi asesinato durante ese viaje. En una entrevista de prensa anunciada con anterioridad, había una cámara suministrada por una emisora televisiva de Venezuela equipada con armas automáticas, manejada por mercenarios cubanos que con documentos de ese país habían ingresado a Chile. El valor les falló a los que solo tenían que apretar el gatillo durante el largo tiempo que duró la entrevista y las cámaras me enfocaron. No querían correr el riesgo de morir. Me habían perseguido, además, por todo Chile, donde no me volvieron a tener tan cerca y vulnerable. Sólo pude conocer los detalles de la cobarde acción años más tarde. Los servicios especiales de Estados Unidos habían llegado más lejos de lo que podíamos imaginarnos.

El 4 de febrero de 1972 escribí a Salvador:

"La delegación militar fue recibida con el mayor esmero por todos aquí. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias dedicaron prácticamente todo su tiempo durante esos días a atenderla. Los encuentros fueron amistosos y humanos. El programa intenso y variado. Mi impresión es que el viaje ha sido positivo y útil, que existe la posibilidad y es conveniente seguir desarrollando estos intercambios.

"Con Ariel hablé sobre la idea de tu viaje. Comprendo perfectamente que el trabajo intenso y el tono de la contienda política las últimas semanas no te hayan permitido considerarlo para la fecha aproximada que mencionamos en ésa. Es indudable que no habíamos tomado en cuenta estas eventualidades. Por mi parte, aquel día, vísperas de mi regreso, cuando cenábamos ya de madrugada en tu casa, ante la falta de tiempo y la premura de las horas, me tranquilizaba pensar que relativamente pronto nos volveríamos a encontrar en Cuba donde íbamos a disponer la posibilidad de conversar extensamente. Tengo, no obstante, la esperanza de que puedas tomar en consideración la visita antes de mayo. Menciono este mes, porque a más tardar, desde mediados del mismo, tengo que realizar el viaje, ya impostergable, a Argelia, Guinea, Bulgaria, otros países y la URSS. Esta amplia visita me llevará considerable tiempo.

"Te agradezco mucho las impresiones que me comunicas sobre la situación. Aquí, cada día más familiarizados, interesados y afectados emotivamente todos con el proceso chileno, seguimos con gran atención las noticias que llegan de allá. Ahora podemos comprender mejor el calor y la pasión que debió suscitar la Revolución Cubana en los primeros tiempos. Podría decirse que estamos viviendo nuestra propia experiencia a la inversa.

"En tu carta puedo apreciar la magnífica disposición de ánimo, serenidad y valor con que estás dispuesto a enfrentar las dificultades. Y eso es fundamental en cualquier proceso revolucionario, especialmente cuando se desarrolla en las condiciones sumamente complejas y difíciles de Chile. Yo regresé con una extraordinaria impresión de la calidad moral, cultural y humana del pueblo chileno y de su notable vocación patriótica y revolucionaria. A ti te ha correspondido el singular privilegio de ser su conductor en este momento decisivo de la historia de Chile y de América, como culminación de toda una vida de lucha, como dijiste en el estadio, consagrada a la causa de la revolución y el socialismo. Ningún obstáculo puede ser invencible. Alguien dijo que en una revolución se marcha adelante con ‘audacia, audacia y más audacia’. Yo estoy convencido de la profunda verdad que encierra este axioma".
Le escribí de nuevo al Presidente Allende el 6 de septiembre de 1972

"Con Beatriz te mandé mensaje sobre distintos tópicos. Después que ella partió y con motivo de las noticias que estuvieron llegando la pasada semana, decidimos enviar al compañero Osmany para ratificarte nuestra disposición de colaborar en cualquier sentido, y a la vez tú puedas comunicarnos a través de él tu apreciación de la situación y tus ideas con relación al viaje proyectado a éste y otros países. El pretexto del viaje de Osmany será inspeccionar la embajada cubana, aunque no se le dará publicidad alguna. Queremos que su estancia en esa sea muy breve y discreta.

"Los puntos planteados por ti a través de Beatriz ya se están cumplimentando...

"Aunque comprendemos las actuales dificultades del proceso chileno, tenemos la confianza de que ustedes hallarán el modo de vencerlas.

"Puedes contar enteramente con nuestra cooperación. Recibe un saludo fraternal y revolucionario de todos nosotros."
El 30 de junio de 1973 enviamos una invitación oficial al Presidente Salvador Allende y a los partidos de la Unidad Popular a la conmemoración del 20º aniversario del Ataque al Cuartel Moncada.
En carta aparte, le digo:

"Salvador:

"Lo anterior es la invitación oficial, formal, para la conmemoración del 20º aniversario. Lo formidable sería que tú pudieras dar un salto a Cuba para esa fecha. Puedes imaginarte lo que significaría eso de alegría, satisfacción y honor para los cubanos. Sé que eso sin embargo depende más que nada de tus trabajos y de la situación en ésa. Lo dejamos por tanto a tu consideración.

"Todavía estamos bajo el impacto de la gran victoria revolucionaria del día 29 y tu brillante papel personal en los acontecimientos. Es natural que muchas dificultades y obstáculos subsistan pero estoy seguro de que esta primera prueba exitosa les dará gran aliento y consolidará la confianza del pueblo. Internacionalmente se ha dado gran relieve a los sucesos y se aprecia como un gran triunfo.

"Actuando como lo hiciste el 29, la revolución chilena saldrá victoriosa de cualquier prueba por dura que sea.
Te reitero que los cubanos estamos a tu lado y que puedes contar con tus fieles amigos de siempre."
El 29 de julio de 1973 le envío la última carta

"Querido Salvador:

"Con el pretexto de discutir contigo cuestiones referentes a la reunión de países no alineados, Carlos y Piñeiro realizan un viaje a ésa. El objetivo real es informarse contigo sobre la situación y ofrecerte como siempre nuestra disposición a cooperar frente a las dificultades y peligros que obstaculizan y amenazan el proceso. La estancia de ellos será muy breve por cuanto tienen aquí muchas obligaciones pendientes y, no sin sacrificio de sus trabajos, decidimos que hicieran el viaje.

"Veo que están ahora en la delicada cuestión del diálogo con la DC en medio de acontecimientos graves como el brutal asesinato de tu edecán naval y la nueva huelga de los dueños de camiones. Imagino por ello la gran tensión existente y tus deseos de ganar tiempo, mejorar la correlación de fuerzas para caso de que estalle la lucha y, de ser posible, hallar un cauce que permita seguir adelante el proceso revolucionario sin contienda civil, a la vez que salvar tu responsabilidad histórica por lo que pueda ocurrir. Estos son propósitos loables. Pero en caso de que la otra parte, cuyas intenciones reales no estamos en condiciones de valorar desde aquí, se empeñase en una política pérfida e irresponsable exigiendo un precio imposible de pagar por la Unidad Popular y la Revolución, lo cual es, incluso, bastante probable, no olvides por un segundo la formidable fuerza de la clase obrera chilena y el respaldo enérgico que te ha brindado en todos los momentos difíciles; ella puede, a tu llamado ante la Revolución en peligro, paralizar a los golpistas, mantener la adhesión de los vacilantes, imponer sus condiciones y decidir de una vez, si es preciso, el destino de Chile. El enemigo debe saber que está apercibida y lista para entrar en acción. Su fuerza y su combatividad pueden inclinar la balanza en la capital a tu favor aun cuando otras circunstancias sean desfavorables.

"Tu decisión de defender el proceso con firmeza y con honor hasta el precio de tu propia vida, que todos te saben capaz de cumplir, arrastrarán a tu lado a todas las fuerzas capaces de combatir y a todos los hombres y mujeres dignos de Chile. Tu valor, tu serenidad y tu audacia en esta hora histórica de tu patria y, sobre todo, tu jefatura firme, resuelta y heroicamente ejercida, constituyen la clave de la situación.

"Hazles saber a Carlos y a Manuel en qué podemos cooperar tus leales amigos cubanos.

"Te reitero el cariño y la ilimitada confianza de nuestro pueblo".

Esto lo escribí mes y medio antes del golpe. Los emisarios eran Carlos Rafael Rodríguez y Manuel Piñeiro.
Pinochet había conversado con Carlos Rafael. Le había simulado una lealtad y firmeza similares a las del general Carlos Prats, comandante en jefe del Ejército durante parte del Gobierno de la Unidad Popular, un militar digno al que la oligarquía y el imperialismo pusieron en total crisis, que lo obligó a renunciar al mando, y fue más tarde asesinado en Argentina por los esbirros de la DINA, después del golpe fascista de 1973.

Yo desconfiaba de Pinochet desde que leí los libros de geopolítica que me obsequió durante mi visita a Chile y observé su estilo, sus declaraciones y los métodos que como jefe del Ejército aplicaba cuando las provocaciones de la derecha obligaban al Presidente Allende a decretar el estado de sitio en Santiago de Chile. Recordaba lo que advirtió Marx en el 18 Brumario.

Muchos jefes militares del ejército en las regiones y sus estados mayores querían conversar conmigo dondequiera que llegaba, y mostraron notable interés por los temas de nuestra guerra de liberación y las experiencias de la Crisis de Octubre de 1962. Las reuniones duraban horas en las madrugadas, que era el único tiempo libre para mí. Yo accedía por ayudar a Allende, inculcándoles la idea de que el socialismo no era enemigo de los institutos armados. Pinochet, como jefe militar, no fue una excepción. Allende consideraba útiles estos encuentros.

El 11 de septiembre de 1973 muere heroicamente defendiendo el Palacio de La Moneda. Combatió como un león hasta el último aliento.

Los revolucionarios que resistieron allí la embestida fascista contaron cosas fabulosas sobre los momentos finales. Las versiones no siempre coincidían, porque luchaban desde diferentes puntos de palacio. Además, algunos de sus más cercanos colaboradores murieron, o fueron asesinados después del duro y desigual combate. La diferencia de los testimonios consistía en que unos afirmaban que los últimos disparos los hizo contra sí mismo para no caer prisionero, y otros que su muerte sobrevino por fuego enemigo. El palacio ardía atacado por tanques y aviones para consumar un golpe que consideraban trámite fácil y sin resistencia. No hay contradicción alguna entre ambas formas de cumplir el deber. En nuestras guerras de independencia hubo más de un ejemplo de combatientes ilustres que, cuando ya no había defensa posible, se privaron de la vida antes de caer prisioneros.

Hay mucho que decir todavía sobre lo que estuvimos dispuestos a hacer por Allende, algunos lo han escrito. No es el objetivo de estas líneas.